La circulación de moneda frente a su acumulación

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La circulación de la moneda se refiere al flujo activo del dinero en una economía, donde se emplea principalmente para transacciones en lugar de ser retenido como reserva de valor. Por el contrario, la acumulación implica la retención de moneda, lo que puede reducir su velocidad de circulación y afectar la dinámica económica. Esta distinción es relevante en teorías económicas alternativas, como las asociadas a monedas sociales y complementarias, donde se exploran mecanismos para priorizar la circulación con el fin de influir en la equidad, la estabilidad y el desarrollo local. El economista Silvio Gesell, en su obra The Natural Economic Order (1916), propuso un dinero "no acaparable" mediante tasas de depreciación por inactividad (conocidas en español como "oxidación" o "sobrestadía"), argumentando que esto podría mitigar ciclos económicos, reducir el desempleo y promover una distribución más equitativa de la riqueza. Sin embargo, estas ideas han generado tanto apoyo como críticas en el ámbito económico.

Contexto histórico[edit]

El concepto de priorizar la circulación sobre la acumulación se remonta a las propuestas de Silvio Gesell, un economista germano-argentino que desarrolló la teoría del "Freigeld" (dinero libre) en The Natural Economic Order (1916). Gesell criticaba el sistema monetario convencional por incentivar el acaparamiento, lo que, según él, genera inestabilidad al ralentizar la velocidad del dinero. Sugirió un dinero con "oxidación" —una depreciación gradual por no usarse— para estimular su circulación, comparándolo con un costo por almacenamiento que evita que el dinero se convierta en un bien especulativo.

Esta teoría inspiró experimentos de monedas locales durante la Gran Depresión, como la Wära en Alemania (1926-1931) y el experimento de Wörgl en Austria (1932-1933). La Wära, implementada por la Agencia de Circulación Wära, utilizaba una tasa de oxidación del 1% mensual, lo que incentivaba su uso en más de 1.000 comercios. En Wörgl, la moneda local con una tasa similar de oxidación redujo el desempleo en aproximadamente un 25% en un año, financiando obras públicas y estimulando el comercio local, según registros históricos. Sin embargo, ambos experimentos fueron prohibidos por las autoridades monetarias de sus respectivos países: la Wära por el Ministerio de Finanzas del Reich en 1931 y la moneda de Wörgl por el banco central austriaco en 1933.

Estas iniciativas demostraron el potencial de las monedas con oxidación para reactivar economías locales en tiempos de crisis, influyendo en sistemas modernos como el Chiemgauer o el Ekhi.

Argumentos a favor de la circulación[edit]

Los defensores de priorizar la circulación argumentan que ofrece beneficios económicos y sociales, especialmente en contextos locales o de monedas complementarias. Entre los puntos destacados se incluyen:

  • Estimulación de la actividad económica: La circulación rápida del dinero incrementa las transacciones, potenciando el PIB local sin necesidad de inyecciones externas de capital. Gesell sostenía que esto equilibra oferta y demanda en tiempo real.
  • Reducción del desempleo y mayor inclusión: Al generar más oportunidades de intercambio, la circulación permite que personas con bajos ingresos participen en la economía, fomentando la inclusión de sectores marginados, como en sistemas de bancos de tiempo.
  • Estabilidad económica: Un dinero no acaparable podría prevenir burbujas especulativas y recesiones causadas por acaparamiento, manteniendo un flujo constante que mitiga la inflación y la deflación.
  • Distribución equitativa de la riqueza: La acumulación concentra la riqueza, exacerbando desigualdades; la circulación, en cambio, la distribuye al requerir gasto constante, promoviendo una economía más justa.
  • Sostenibilidad y economía circular: En monedas complementarias, la circulación retiene valor local, reduciendo fugas de capital y apoyando prácticas ecológicas al priorizar recursos cercanos.
  • Resiliencia en crisis: Estas monedas actúan de manera contracíclica, aumentando su uso durante disrupciones al mantener la liquidez local.

Críticas y limitaciones[edit]

Los críticos argumentan que priorizar la circulación mediante mecanismos como la oxidación podría generar problemas. Por ejemplo, podría crear un "efecto patata caliente", donde el dinero se gasta apresuradamente sin planificación, lo que no beneficia a largo plazo la economía local. Además, en contextos globales, la acumulación es vista como necesaria para inversiones a largo plazo, y su desincentivo podría limitar el crecimiento. La implementación a gran escala enfrenta resistencias regulatorias, como en el caso de Wörgl, donde el experimento fue prohibido. Algunos economistas consideran estas ideas marginales o "excéntricas", ignorándolas en el mainstream académico.

Respecto a los impuestos a las transacciones, como los implementados en sistemas como CES, no desincentivan directamente la acumulación, ya que se aplican por operación y no por tenencia inactiva. Intuitivamente, estos impuestos podrían reducir la frecuencia de transacciones al elevar su costo, lo que en teoría podría fomentar la acumulación para evitar gastos repetidos. Sin embargo, en monedas complementarias, estos impuestos suelen ser bajos y se usan para financiar el mantenimiento del sistema, promoviendo indirectamente la circulación al desalentar especulación a corto plazo y estabilizando el mercado. En contraste, mecanismos como la oxidación penalizan explícitamente la inactividad, incentivando el gasto.

Economistas relacionados con la idea[edit]

Aparte de Gesell, varios economistas han defendido o criticado estas propuestas:

  • Apoyo: John Maynard Keynes elogió la idea de un dinero con depreciación en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), calificando a Gesell como un "profeta extraño e indebidamente olvidado" y afirmando que el concepto subyacente era sólido, aunque criticó aspectos de la teoría general. Irving Fisher apoyó ideas similares, promoviendo monedas con depreciación para estimular la economía durante la Depresión. Friedrich Hayek, en La desnacionalización del dinero (1976), abogó por monedas privadas que podrían incorporar elementos no acaparables para mayor eficiencia.
  • Críticas: Keynes, pese a su apoyo parcial, cuestionó la efectividad total de la teoría de Gesell. Henry George fue criticado por Gesell por no abordar suficientemente el interés, pero a su vez, algunos georgistas ven las ideas de Gesell como incompatibles con la teoría de la tierra. Economistas mainstream a menudo ignoran o descartan estas propuestas como "excéntricas", considerándolas imprácticas a escala global

Aplicaciones en monedas sociales[edit]

En sistemas como las monedas complementarias, la circulación se incentiva mediante tasas por inactividad, límites a la acumulación, o aumentando de manera controlada la masa monetaria, lo que favorece el flujo constante de la moneda dentro de la comunidad. Este mecanismo expande las capacidades locales y fomenta la creación de valor basado en principios de justicia social y sostenibilidad. Por ejemplo, en regiones con escasez monetaria estacional, estas monedas ayudan a mantener el flujo económico interno, evitando que la falta de liquidez afecte a la actividad comercial local.

Véase también[edit]

Enlaces externos[edit]

Referencias[edit]